Anécdotas con Nicotina -¡NostalgiaAttack!-
No es sano, pero ya dije mil veces que soy masoquista, y así como me torturo con música deprimente cuando estoy trsite, también me torturo pensando en aquello que no puedo hacer, en este caso: fumar.
Esto de salir a fumar a las 4:30 me hizo acordar de los primeros cigarrillos, recuerdocon especial cariño las siguientes anécdotas:
*La primera vez que quise hacerme la adulta fumando y terminé tosiendo patéticamente enfrente de todo el mundo.
*Cuando probamos el primer cigarrillo con R. y con P., R. se trago todo el humo y penso que se iba a morir asfixiada y se asustó (ok, no era una chica de muchas luces...). El mismo día, Faustino, el conserje del colegio, pasó cerca y nos saludó. No estabamos fumando en ese momento, pero por algún motivo (paranoia preadolescente) pensabamos que él sabía que habíamos estado fumando (si a eso se le podía llamar fumar, yo hubiera dicho toser) y nos volvimos corriendo a la escuela por otro camino mucho más largo y llegamos tarde a gimnasia y estuvimos toda la clase con miedo de que aparecieran Madre Lía, Faustino y nuestros viejos a cagarnos a pedos...
*Cuando salíamos a fumar a la vuelta del colegio antes de gimnasia o de computación y después nos pasabamos perfume por las manos, nos tirabamos litros de desodorante Impulse (el violeta, que no me acuerdo el nombre) y nos atabamos el pelo para fumar, para que no nos quede el olor y tirabamos el humo para el lado que soplaba el viento para que no nos quede encima... Y la vecina con batón nos miraba como diciendo "Miralas... reventadas de chiquitas...!"
*Las charlas filosóficas que teníamos con G. cigarrillo de por medio eran maravillosas. Dudo que podamos tener las mismas charlas sin los palitos cancerígenos de por medio, eso de fumar y tener el ambiente lleno de humo y nosotros dos vestidos de negro era una cosa muy bohemia...
*Una tarde de Verano nos fuimos con M. a la reserva ecológica. Nos llevamos mi walkman con los parlantitos, dos botellas de Pronto escabullidas en las mochilas, una buena reserva de papasfritas y demás frituras y mis CamelBox de 20 y sus PhilipMorris... Nos metimos por entre los arbustos y bajamos a la playita del Río (que de lejos no se ve que es un asco). Nos quedamos hablando de idioteces toda la tarde y canturreando con la Mega a todo volumen. O al menos a todo el volumen de mi walkman. Qué tarde...!
*Cuando M. convidaba una seca sólo para ver si ese día me había puesto labial de frutilla...!
Definitivamente, El cigarrillo más que una adicción física, es una adicción psicológica...
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