NEURONAS QUEMADAS DIVAGANDO
-peligro de catarsis-

lunes, marzo 12, 2007

Anexo: del encuentro charleta con un yanqui

Subte, anden de estación Pueyrredón, línea D. Yo bajé con mis walkman puesto, la sonrisa de oreja a oreja y canturreando bajito "Lo que el viento nunca se llevó" de Fito Páez, porque después del médico el día mejoraba. Me paré al lado de un tipo alto alto, bastante lindo pero con pinta de extranjerito: el pelo corto al ras, una mochila gigante en la espalda, coca cola light en una mano y una marañita de volantes en la otra. Sonrisa educada porque la cantidad de gente en el andén no permitía respetar el mínimo de espacio personal que debe separar a dos extraños en la calle... y de golpe, señalandome el mapita de los subtes "Excuse me, i wanna go to bolnessss but..." y antes de darme cuenta y razonar que eso era inglés, le contesté en su idioma -justo yo que no pronuncio dos palabras porque sé que me sale feo hablar en idioma yanqui-. La cuestión es que el tipo era re simpático y no sabía de qué lado tomarse el subte para irse hasta estación Bulnes y lo orienté y charlamos los 2 minutos de espera de lo linda que le parecía Baires y de que el era de Seattle y allá siempre llovía y el sol de acá le parecía amazing. Lo lindo fue que el tipo me dijo que me preguntaba a mí porque "you seem very nice, you were the only one here who was smiling and singing" o algo asi, porque no me acuerdo las palabras exactas, pero bueno, la base essstá. y después esbozó un "gracias" en castellano que salió bastante parecido y se fue saludando con la manito... Mirá vos... los yanquis simpáticos existen.
Conclusiones:
el karma, como los yanquis simpáticos, también existe; Acabo de enterarme de que si bien no hablo perfecto, puedo hacerme entender en inglés si no me dan tiempo de traumarme pensando que no me va a salir y por último, es definitivo: me salva la simpatía...

PD: Acabo de darme cuenta de otra cosa, si el yanqui sabía que yo venía canturreando quiere decir que se me escuchaba y que no estaba haciendolo a un volumen tan bajo como yo pensaba y entonces tengo que reformular la última frase: lo que me salva es la simpatía y mi talento para el ridículo...

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